|
|
Pablo Patrón, “La enfermedad mortal de Huayna Cápac”. La Crónica Médica XI:131 (15 de junio de 1894): 179-183.The following transcript of Pablo Patron's 1894 paper published in Lima has been unobtainable in the United States until now. On October 6, 2002, I addressed an e-mail to the Alexander Von Humboldt Institute at the Universidad Peruano Cayetano Heredia requesting information about how I might obtain a copy of this document. Dr. Ciro Maguina passed my request along to Professor Marcos Cueto who entrusted the matter to Jorge Lossio, a graduate student working with him at the University. Mr. Lossio went to the National Library to find and copy the document for me, but found the Library policy prohibited photocopying the article published in a Peruvian journal nearly a century ago. So Mr. Lossio, with remarkable kindness, typed out a verbatim transcript and e-mailed it to me on November 24, 2001. Below you will find the Spanish transcript, exactly as Mr. Lossio sent it to me. After that you will find an English translation provided by Fernando Roldan. Pablo Patrón, “La enfermedad mortal de Huayna Cápac”. La Crónica Médica XI:131 (15 de junio de 1894): 179-183.“Estando Huayna Cápac en las postrimerías de su reynado, vio aparecer en su ejército, después de la expedición a la costa de Coaque, Guayaquil y la puna, una mortífera epidemia que a él mismo le arrebató la vida” “Aun cuando hasta hoy no se conoce texto alguno que describa esta parte, sin embargo, el estudio crítico de los datos históricos permite rastrear cuál fue la enfermedad que hizo tales estrago” “En la información sobre los Incas hecha en la época de Vaca de Castro (1540-1541) se lee que: Guaina Cápac Inga, sabido de cómo habían entrado cristianos en la tierra y le dieron noticia de ellos, luego dijo que había de haber grande trabajo en la tierra y grandes novedades, y al mismo tiempo que se estaba muriendo de la pestilencia de las viruelas, que fue al año siguiente” “El bien informado Cieza dice al respecto: cuentan que vino una gran pestilencia de viruelas tan contagiosa, que murieron más de doscientas mil ánimas en todas las comarcas, porque fue general; y dándole a él (Huayna Cápac) el mal, no fue parte todo lo dicho para librarlo de la muerte, porque el gran Dios no era dello servido. Y como se sintió atacado de la enfermedad, mandó se hiciesen grandes sacrificios por su salud en toda la tierra, y por todas las guacas y templos del sol” “El cronista Herrera abrevia, como era de suponer, la narración de Cieza: estando Guaynacaba en el Quito, en la mayor prosperidad, que hubo ninguno de sus antecesores, sucedió una gran enfermedad general de viruelas, de que murió mucha gente, y también él, aunque por su salud se hicieron grandes sacrificios” “Santa Cruz Pachacuti después de referir una fábula para motivar la epidemia, prosigue así: esta era la peste de sarampión, y assi dentro de dos días muere el general Mihocnacamayta con otros muchos capitanes, todas las caras llenas de caracha. Y visto por el Inga mandó hacer una casa de piedra para esconderse, y después se esconde en ella tapándose con la misma piedra y allí muere” “El jesuita Coleo narra los sucesos como los cronistas anteriores: poco después desta primera llegada de españoles a esta tierra, estándose el Inca en la provincia de quito, dio a los suyos una enfermedad de viruelas de que murieron muchos...Y luego le dio el mal de las viruelas (a Huayna Cápac). Estando muy enfermo despacharon sus criados dos postas al templo de Pachacama a preguntar qué harían para la salud del señor. Los hechiceros que hablaban con el Demonio, consultaron al ídolo, el cual les respondió que sacasen al Sol al Inga, y luego se sanaría. Hiciéronlo así, y sucedió lo contrario, que en poniendo al Sol al punto se murió ” “Cabello Balboa se limita a exponer que: Habiendo pasado Huayna Cápac el río de Guayquil, atravesó la montaña por caminos difíciles y desconocidos, y llegó a Tumipampa por la ruta de Nulluturu. Mas sintiéndose indispuesto regresó a Quito con la principal y mayor parte de su ejército. Desde que hubo llegado su enfermedad fue constantemente aumentado, una fiebre mortal lo consumía” “También Gracilazo menciona esta fiebre: Estando Huayna Cápac en el reino de Quito, un día de los últimos de su vida, se entró en un lago a bañar, por su recreación y deleite; de donde salió con frío, que los indios llaman Chuchu, que es temblar, y como sobreviniese la calentura; lo cual llaman rupa que es quemarse, y otro día y los siguientes se sintiese peor, sintió que su mal era de muerte” “Todos los autores citados salvo los dos últimos, están acordes en que la enfermedad debió ser febril y acompañada de erupción. Esta circunstancia excluye el paludismo por más que basándose en las palabras de Balboa y Garcilaso, así lo crean escritores como el presbítero González Suárez” “Tampoco ha podido ser la viruela, señalada por la mayoría de las autoridades históricas, porque no existía en este continente. Es cosa sabida que el negro de Pánfilo Narváez la introdujo en Méjico y que en 1533 estalló por primera vez en el imperio Incaico, causando innumerables víctimas. De modo que los indios no han podido decirle a los españoles que de esta pirexia había muerto el Inca” “La contradicción entre lo relatado por los indios y la palabra de los cronistas es más aparente que real. Los primeros incluyeron el sarampión y la viruela entre los granos y sarpullidos y llamaron a todas estos males con el mismo nombre de muru-muru; mullcu-mullcu o murcu-murcu, creían que se trataba de sarampión o viruelas cuando podía muy bien ser cualquiera otra enfermedad eruptiva que se asemejase al sarpullido. Este quid pro cuo es el que ha ocurrido en el presente caso” “¿Qué enfermedad pudo, pues, haber cogido Huayna Cápac y su ejército en la costa del Ecuador? Yo me inclino a creer que ha sido la enfermedad de Carrión. Así se explica todo: las fiebres, la erupción, y hasta el que muchos murieran simplemente de aquella, sin brote alguno. No dudo de que han debido presentarse casos de paludismo febril, pero eso no obsta para la existencia simultánea de la verruga” “Hay que considerar que ella era endémica en esa costa. Allí la adquirieron en efecto los conquistadores poco tiempo después, y también se volvió a presentar, cuando Gasca venía al Perú, en los españoles que arribaron a esos lugares. Véase como describe Calvete de la Estrella esta otra epidemia: venían muchos enfermos en los navíos, los cuales echaron en aquel puerto de Manta para que los llevasen a Puerto Viejo y los curasen y enterrasen los que muriesen, que no fueron pocos. Encargose de ellos la justicia de aquel pueblo de Puerto Viejo y los vecinos que no fueron con Gasca. Saliéronles a los enfermos que iban a Puerto Viejo unas verrugas tan grandes y aun mayores que nueces de un humor pestilencial entre negro y bermejo. Suelen durar cuatro y cinco meses, hasta que comienzan a secarse no cesan de doler y al cabo vienen a resolverse y los que han tenido quedan limpios y sanos” “Sin embargo, se dirá, los indios la llaman la verruga Ticti o Sirki, y ¿porqué le habrían de dar el nombre de granos o sarpullido como al sarampión o la viruela? En efecto, tratándose de un enfermo brotado completa y perfectamente de verrugas, no cabe duda de que habrían sido reconocidas por los indios, pero si al morir simplemente febril o con un brote incipiente, pudo muy bien suceder que aquellos no conocieran la identidad etiológica de ambos casos clínicos, y así confundieran la verruga con una fiebre o un sarpullido cualquiera” “Es muy instructivo, a este respecto, un caso de verruga miliar observado precisamente en Piura, y descrito por el Dr. José Gariazzo, sin haber conocido la enfermedad. El señor Juan Elías Bonnemaison, después de haber sufrido en otros lugares del Perú diversas enfermedades, llegó a Piura en septiembre de 1858 y a fines de octubre le apareció una erupción verrucosa. Desde entonces había notado el señor Elías, dice el Dr. Gariazzo, algunos puntos rosados que asemejaban a los pápulos que dejan los zancudos, lo que en efecto creyó era, o a veces atribuía, al excesivo calor que reina en este clima. El 4 de noviembre, día de mi llegada, el enfermo me mostró los dichos pápulos y yo mismo los juzgue procedentes de las mismas causas que él creía” “Hasta el 20, el número de ronchas había aumentado y ese día cayó en cama Bonnemaison con fuerte dolor al cerebro, 126 pulsaciones por minuto, boca seca, dilatación de las pupilas, enrojecimiento de la piel, respiración afanosa y asopamiento tal, que a mis preguntas eran tardes sus contestaciones y no acordes (Gariazzo). Veinticuatro horas después el enfermo se hallaba cubierto de una erupción cutánea que desde este momento fue creciendo hasta el día 29 de diciembre en que empezó a declinar” “El 26 de noviembre la erupción no dejaba ni un círculo pequeño del cutis al descubierto y los granos presentaban una forma convexa y redondeada teniendo por dimensiones desde 8 a 12 milímetros de diámetro, su superficie estaba descubierta, ningún grano producía pus, ni tenía aspecto ulceroso” “Ahora bien, si en este caso evidente de la enfermedad de Carrión el paciente hubiera sucumbido con el ataque febril cuando apuntaba la erupción, es claro que nadie habría diagnosticado la verruga” “Hasta donde la inducción puede avanzar, hay pues derecho para creer que la enfermedad mortal de Huayna Cápac fue la verruga”.
The following English Translation has been provided by Fernando Roldan.Pablo Patron, “Huayna Capac's fatal
disease”. Medical chronicle XI 131 (June 15 1894) ; 179-183
In the last period of his reign Huayna Capac saw appear in his army, after the expedition to the Caoque coast, Guayaquil and Puna, a deadly epidemic which took from him his life. Even though up until today any text describing this part is unknown, nevertheless a critical study of the historical data permits discovering what was the disease which caused such havoc” In the information about Incas made in the age of Vaca de Castro (1540-1541) one reads that: “Guayna Capac Inga, aware of how Christians had entered the land, and was given news about them, said later that great work was to exist in the land and great news also, and at the same time he was dying of the plague of smallpox, that was in the next year.” The well
informed Cieza says about it: “It is told that a great plague of
smallpox was so contagious, that two hundred thousand souls were dead in all the
districts, because it was general, and it gave to him (Huayna Capac) the
disease, it was not enough all that was done to save him from death. Because the
great God was not served of this. And
since he felt he was infected by the disease, he ordered great sacrifices to be
made in all lands, to every guacas
and in every sun temple”. The
chronicler Herrera shortens, as it will be supposed, the Cieza narration: “Being
Guaynacaba in Quito, in greater prosperity, as none of his predecessors a
general disease of smallpox happened, of which many people died, he died also,
in spite of the many sacrifices being carried out for his health”. Santa Cruz Pachacuti after referring to a fable to give a reason for the epidemic continues: “This was the plague of measles, and thus in two days time dies general Mihocanacamayta with many other captains, all their faces covered with caracha. And seen by the Inca, he ordered a stone house for him to hide and after he gets in and covers himself with the same stone he dies right there”. The Jesuit Coleo recounts the facts as previous chroniclers: “Soon after the first arrival of the Spaniards to this land, being in the province of Quito, his people were affected by a disease of smallpox of which many people died. And then he (Huayna Capac) was infected by the disease of smallpox. Being very sick, his servants dispatched two postas to Pachacama to ask what could they do for his health. The sorcerers consulted the idol, which answered that they should take the Inga in the sun and he would heal, subsequently, happened the opposite, by placing him into the sun he died instantly ”. Cabello Balboa limits himself to explaining: “Huayna Capac having passed by the Guayaquil river, he crossed the mountain by sinuous unknown paths, and arrived to Tumipampa by the route of Nulluturu. But feeling indisposed he returned to Quito with the main majority of his army. Since he arrived his sickness was constantly advancing and a deadly fever was consuming him”. Also Garcilazo mentions this fever: “Huayna Capac being in the kingdom of Quito, one of the last days of his life, he entered in a lake to bath, for his recreation and delight, from which he went out with a cold, which the indigenous call chu chu, which is trembling, and since it was followed by fever, they call it rupa which is burn, and for another day and the next days he felt he was getting worse, he knew his disease was fatal”. All the cited authors except for the last two, agree that the disease must have been feverish and accompanied with rash. This circumstance excludes malaria as believed by writers as the presbyter Gonzalez Suarez, based on the words of Balboa and Garcilazo. Neither could it have been smallpox, pointed out by the majority of historical authorities, because it did not exist in this continent. It is known that the black man of Panfilo Navaez introduced it in Mexico and that also in 1533 it appeared for the first time in the Inca empire, causing several victims. Therefore indigenous could not have told the Spaniards that the Inca had died of this disease. The contradiction between what was reported by the indigenous and the word of the chroniclers is more apparent than real . The former included smallpox and measles among pimples and rash, then called all of these diseases with the same name of muru-muru; mullcu-mullcu or murcu-murcu, they believed that was smallpox or measles when it could easily be any other eruptive disease similar to rash. This quid pro cuo is what has occurred in this present case”. What disease could Huayna Capac and his army have contracted along the coast of Ecuador? I lean towards believing that it was Carrion’s disease. This explains everything: the fever, the rash, and the fact that many have died simply of this without a single rash. I have no doubts that there may have occurred feverish malaria cases, but this is no obstacle for the simultaneous existence of the Verruga peruana. “It must be considered that this was endemic in the coast. That in fact the conquerors acquired it there soon after, and also appeared again when Gasca was coming to Peru, in the Spaniards that arrived to those places. It should be seen how Calvete de la Estrella describes this other epidemic: “Many sick people came in the ships, they were left out in that port of Manta to be taken to Puerto Viejo and to be healed and buried those dead, they were not a few. Justice of that town of Puerto Viejo took care of all those and the neighbors that did not go with Gasca. The ill people that were going to Puerto Viejo developed a wart so huge, bigger than nuts and with stench, between black and reddish. They would last four or five months, and they would not cease to be painful until they dry and then they disappeared. Those who have had the disease remained clean and healthy”. Nonetheless, it will be said, the indigenous call the wart ticti or sirki, and why would they call them by those names of rash as smallpox or measles ? In fact, being an ill person covered completely with warts, there is no doubt that they would have been recognized by the indigenous, but if they died by an incipient feverish rash, it could easily happen that they did not know the etiologic identity of both clinical cases, and thus they would confuse the wart with fever or a regular rash”. It is very instructive, in this respect, a case of Verruga Peruana observed precisely in Piura and described by Dr. Jose Gariazzo, without having known the disease. Mr. Juan Elias Bonnemaison, after having suffered in other places of Peru several diseases, came to Piura in September 1858 and by the end of October he developed a rash of warts. Since that moment “Mr. Elias had noticed,” says Dr. Gariazzo, “some pink spots similar to the blotches left by zancudos, that in fact he thought it was. Sometimes he assumed that it was the excessive hot weather reigning in that place. In November 4, the day of my arrival, the sick person showed those marks to me and I myself assumed it was the same cause he believed it was”. Until the 20th, the number of red blotches had grown and that same day he was in bed with a strong headache, 126 pulsations per minute, dry mouth, dilated pupils, reddish skin, hard breathing “and so dazed that his answering was very late to my questions and without sense (Gariazzo). Twenty four hours later the sick person was covered of a facial rash that since that moment was advancing until December 29 day in which it started to decrease.” On November 26 the rash “did not leave a small circle on the uncovered face and the blotches were convex formed, rounded and its dimensions were from 8 to 12 millimeters of diameter. His surface was uncovered and no blotch produced pus nor had an ulcerous aspect.” However, if in this evident case of the Carrion’s disease the patient would have succumbed with the fever attack when he had rash, it is clear that nobody would have diagnosed wart. For what the induction may advance, there is in fact, place to believe that the fatal disease of Huayna Capac was the Verruga Peruana.
|